miércoles, 6 de octubre de 2010

Cosas de Casa

Vale, prometí que os iría contando cómo iba toda esta mierda de la mudanza pero no quiero ser pesado, por eso no había escrito nada antes. Sea como sea llevo cuatro horas cargando cajas y necesito un descanso, así que voy a aprovechar para contaros un par de cosas que he descubierto gracias a esto de la mudanza (os recuerdo que para ver los dibus grandes sólo tenéis que pincharlos).

1º Cosa: Soy una lavadora.

Pues sí, tanto tiempo pensando que era una persona -bueno, más o menos- y me tienen que llegar los del seguro para demostrarme lo equivocado que estaba. Todo el malentendido se debe al formulario del seguro que rellené mientras Eva y yo firmábamos las escrituras de la casa. Al liqui porque la conversación no tiene desperdicio.

11 de la mañana. Montando cajas en Rda. Ctrava. Llaman al teléfono del seguro.

S-¿Buenas, es usted Rafael Antonio bla bla bla?
R-Sep
S-Le llamo del seguro. Estábamos comprobando los formularios y en sus datos hemos visto algo.. bueno... ¿Por casualidad no será usted una lavadora?
R-Ya. Según mi amigo soy un lavavajillas, aunque yo prefiero el término polvorón, por lo de polvo-rón, ya sabe.
S-........A...já. Es que ha puesto usted en datos personales que mide 46 centímetros y pesa 95 kilos.
R-Pero todo músculo, no crea.
S-Ya lo imaginaba. por lo que ha puesto en deporte: Boxeo. ¿Sabe usted que es una actividad de riesgo?
R-Bueno, es cuestión de perspectiva... Es actividad de riesgo, sí, pero para los demás.
S-........ Ejem, Pondremos ejercicio no peligroso.
R-Si es un capricho...
S-Y ahora en serio, ¿me puede decir su altura, por favor? La de verdad.
R-Vaaale, metro ochentaiuno más menos, pero hágame un favor: la próxima vez pongan altura en vez de talla, que con los nervios de soltar la millonada uno se confunde.
S-Lo tendremos en cuenta.


Cosas que pasan, supongo.

2º Cosa: la cantidad de cosas que puede llegar a atesorar
un calvo con barba a lo largo de los años.

Pues sí, acojonante. Mogollón de cahcarros de todo tipo que se pueden hasta catalogar por apartados:

Cosas que mola encontrar:
-Cartas de los viejos tiempos en Minami.
-cartas de viejos amigos.
-Dibus de los lectores.
-Escritos de eva de nuestros tiempos de instituto.
-Regalos perdidos.
-El contrato de edición del Manuscrito (Ay, las vueltas que da la vidaaa!).
-Fotos de Eva de chiquitita.
-Un zippo (pa la colección! Y van 37)
-Cuadernos de mi etapa de parvulitos (y ya hacía dibujillos en los márgenes, si de dónde no hay...).
-Tabaco, dinero y media botella de Jack Daniels (pa qué engañarnos...)
-Una botella vacía de Moët&Chandon con una rosa seca.
-Cartas de opilectores de alguien que ahora es una gran amiga (y van dos: las vueltas que da la vidaaa)
-Un diploma firmado por mazo de peña de la que la mitad hace años que ni veo (Y tres ¿lo cantamos a coro?)
-Arañas patilargas con ganas de cachondeito.
-Un pantalón diez tallas mayor de mi época de hombre-godzilla.
-Figuritas varias.
-Un maletín de acuarelas en perfecto estado y mazo de material de dibujo perdido.
-Una muñeca satánica tó chula.
-Mi primera editorial.
-Un shuriken (tiembla, sede de la SGAE, estoy armado y cabreado)
-Bolsas de aspiradora (sí, vale, no debería molar, pero es que son tan suaves...)
-Mil millones de cómics y dibujos que ya ni recordaba. Está chulo reírte de cosas que has hecho tú.
-¡¡Mis plumillas!!

Cosas que ni fú ni fá.
-El contrato del seguro de la primera casa.
-Cartas de lectores de los tiempos de Minami (ya, me refiero a las sosas)
-Fotos de peña cuyos nombres ni recuerdo.
-Una caja de puros aromáticos que me regalaron (huid de la peña que fuma aromático, o son góticos de boquilla, o son mEmos, no falla)
-Press discs por un tubo.
-Regalitos absurdos de las compañías de videojuegos (un autógrafo de fernando Alonso? Joder, soy calvo pero no soy el tío de la sexta. Total, lo que hace Alonso ya lo hacen los taxistas de Ciudad Real, sólo que sus coches son más lentos)
-Condones de Jagermaister (sin comentarios. Y sí, seguro que me fata alguna diéresis por ahí).
-Instrucciones de cosas informáticas y garantías de aparatos de hace mil años. (¿Por qué guardamos los libritos de instrucciones de las teles, los móviles y los dvds si sabemos que jamás vamos a leerlos?)
-Golosinas para gatos.
-Merchandise de regalo de esos que te meten en la bolsa en los salones del manga cuando compras una figurita (postales de star trek, llaveros cutrismos de naruto y pai-pais de Portal japón. Sin comentarios)
-Bolígrafos secos.

Cosas que NO molan:
-Cartas de los lectores de los tiempos de Minami (es que hay cada una...)
-Recuerdos de gente que ya no está.
-Pelusas gigantes y perfectamente estructuradas en grupos paramilitares cuyo fin es dominar la tierra empezando por tu cuarto de estar (Nota mental: he descubierto que son especialmente vulnerables a los mecheros bic y los botes de aerosol).
-Cartas que ibas a mandar y se te olvidó.
-Trozos de pared que caen porque sí.
-Cosas en las que te esforzaste un huevo y al final se quedaron a medias.
-Relatos y cómics que pensaste que eran brutales y que ahora vuelves a leer y ves que son una auténtica mierda (si encima son tuyos te da una bajona...).
-Pelos de gato (generalmente aliados con las pelusas gigantes para tomar el control del edificio)
-La tarjeta de memoria que buscaste durante siglos y terminaste comprando otra.
-Libros terribles similicopias de Crepúsculo que algún borracho malnacido hijo de mil coristas coreanas sordas pensó que te haría ilusión. (Eso sí: Son estupendos como armas arrojadizas contra botelloneros insaciables)
-Cartas de peloteo para quedar de guay.
-Folletos de propaganda electoral (viene a ser lo mismo que lo de arriba).
-Periódicos de mis tiempos en La Tribuna (mala, mala época).

Y finalmente están las cosas absurdas, esas que, por mucho que te devanes los sesos, eres incapaz de recordar de dónde salen, por qué las compraste, o en qué estaba pensando la persona que te lo regaló.
Por ejemplo:
-Un adoquín de la calle. (Eva se tropezó y se abrió la rodilla con el puñetero pedrusco. Ni corto ni perezoso fui a por él y me lo llevé a casa, para que aprendiera el muy mamón)
-Material de escritura china (Ni papa de dónde narices ha salido)
-Una camiseta naranja chillón de la ADAM con tres azulejos robados en los aseos del pabellón jerezano del IFECA. (sin comentarios)
-Una pitillera desconocida con dos gramos de grifa. (Ni papa de dónde narices ha salido. Si se la dejó alguien que avise, que me estoy comiendo mazo la bola con cómo narices ha aparecido eso entre las figuritas de la vitrina).
-Un collar de gato (????)
-Y la más absurda, extraña, incomprensible y acojonante de todas las cosas halladas: ¡¡Una botella de malibú!! Dios santo, cómo pille al que metió eso en casa se puede ir olvidando de saludarme por la calle.


Y eso es todo, gracias por dejarme desahogarme con vosotros.
Ale, a seguir currando...

3 comentarios:

  1. jajajajja me encanta... quiero más porque me has alegrado la tarde en el curro que estaba resultando ser de lo más aburrrriiiiidddddoooo

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  2. Lo de lavadora es surrealista xD.
    Me encanta lo de tus cartas de Minami perdidas ;)
    Pero la verdad es que encontraste un montón de cosas que ni te acordabas que tenías.
    Por cierto, yo también tengo un azulejo guardado, aunque es de un baño y no me acuerdo de donde, debería de tirarlo... Pero es que es pequeñito y no molesta...
    Ains...

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  3. jajaja esta entrada mola muuuuchoo!! un beso!

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